Relato - Petaca

 ¿Por qué te tuviste que ir?

Eras mi mejor amigo.

Prometimos estar juntos por siempre…

¿Por qué me abandonaste…?

 

¿Petaca?

 

*  *  *

 

Nunca fuiste un perro ideal. Mamá siempre decía que fui a escoger al perro más feo de toda la perrera.

Pero yo no fui a coger al más bello. Fui a por el más especial.

Muchos se burlaban de ti. De tus largas orejas colgando, decían que si estabas gordo y viejo, de si eras muy baboso…

 

“Perro asqueroso”

“Chucho sarnoso”

“Deberían ponerlo a dormir”

“Eres una escoria de perro”

 

 

Pero todo eso te daba igual.

Los mirabas con indiferencia y seguíamos nuestro camino. Ellos siempre decían que huíamos con el rabo entre las piernas. Pero eso no fue nunca así, nosotros siempre ganábamos.

A nuestra manera.

 

¿Verdad?

 

¿Petaca?

 

*  *  *

 

Aún recuerdo cómo siempre me esperabas a la salida del colegio. La mañana era larga, tediosa, insoportable… Pero valía la pena cuando te veía a la puerta, sentado, junto a mamá. Y enseguida te levantas, sonreías y corrías hacia mí moviendo la cola.

Entonces no podía estar más contento.

Cuando paseábamos no precisábamos nada, ni un collar, ni una correa… Tú me seguías, fielmente allá donde fuese. Aunque la gente no parecía o no quería comprenderte.

 

“Un día ese perro morderá a alguien, ya verás.”

“Ya verás cuando se le escape.”

“Qué asco, está enfermo.”

Pero nada nos importaba

¿Verdad?

 

¿Petaca?

 

*  *  *

 

A lo largo de nuestra vida, ambos tuvimos momentos malos.

Momentos de terror… De tristeza… De fracaso…

Pero cuando estábamos juntos nada de eso importaba. Se diluía.

Juntos, nada podía hacernos daño.

 

Ni las penas…

Ni los sufrimientos…

Ni las amarguras…

Tan sólo tú y yo,…

 

Petaca

 

*  *  *

 

Aún recuerdo ese día…

Yo me levanté como cualquier otro a desayunar. Tú seguías en tu almohadón, roncando plácidamente.

O al menos eso me parecía.

Todo fue muy extraño, y pasó muy deprisa. Deposité tu bol de comida en el suelo, donde siempre. Pero no moviste ni un músculo, no abriste los ojos…

 

“¿Petaca? ¿Te pasa algo?”

“¿Estás bien, Petaca?”

“¿Estás enfermo?”

“¡Por favor, respóndeme…!”

 

“¡Petaca!”

 

*  *  *

 

Aquel día fue el más triste de toda mi vida.

Llovió mucho, pero no fue nada comparado con lo que me provocaste,

Fue una ceremonia breve y silenciosa. Nadie se atrevió a decir nada. Yo podría haber dicho mucho, pero las palabras no llegaban a mi boca.

 

¿Por qué tuviste que irte?

Prometimos estar juntos por siempre.

¿Qué haré yo sin ti?

Espérame, allí donde estés.

Pronto envejeceré y nos volveremos a reunir…

 

Petaca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario